Microcuento light #2114
Todo fue culpa de tu vestido.
Luego fue culpa de los tragos de más.
Luego fue culpa de ese bar de más, de esa esquina oscura, y del atrevimiento a bailar.
Más que bailar nos repartimos caricias; tus manos me guiaban. Yo obviamente disfrutaba.
Y así amanecimos, en el cuarto equivocado, sin saber que había pasado.
La culpa es ajena, cuando la noche es buena.
Todo fue culpa de tu vestido.
Microcuento light #6129
No me voy a quedar antojado de tu espalda.
Menos de tu nariz.
A tu espalda la quiero para sentir sus músculos retorciéndose de placer.
Tu nariz para sentir la respiración agitada, descontrolada y falta de ritmo de minutos y horas sumadas de más placer.
Al final, si es que hay final, cubriré tu cuerpo con una sábana, como quien tapa una herida, o el Sol con un dedo, solo para verte de nuevo inalcanzable, y nazca de nuevo el deseo…
leave a comment